© Antonio de Egipto y Marga Suárez Más fotos en http://deruinasycristales.blogspot.com.es/ |
Nosotros también vivimos
en pueblos abandonados
a la suerte del racimo
que sigue obnubilado
en las manos que lo cortan.
Aquí no habita el tiempo
del despertar de conciencias
(que tanto pregonaron).
No se verá en las calles,
tan frías y tan blancas,
todo aquello que añoramos
a la sombra de esa puerta
que, aun abierta, no permite
que penetren las rarezas.
Aquí no hay vida, compañía
que te abrace muy por dentro,
que caliente las aceras;
que devuelva a otra parte.
No consentirán que exista
lo estremedecedor, vidente
y diferentemente humano,
pues se alejaron volando,
peregrinas, las aves
que arrastraban horizontes,
y ya está sola la urbe
(aunque tan llena de gente).
Y, por mucho que te empujen,
que te escupan, que te ladren,
atronadores silencios
demostrarán, sin reparo,
que aquí ya no vive nadie.
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